The boy
jueves, 4 de septiembre de 2014, 23:00
No date. (2012).
No recuerdo muy claramente este sueño, pero de algún modo es a su vez de los que mejor recuerdo.
Estábamos en el auto con papá, Agustín y Romina yendo a la comiquería “Naruto”, era de noche y temíamos por no llegar a tiempo (el negocio cerraba a las 9:00), por alguna razón estábamos en una ruta (en este momento no era de noche, pero el cielo era completamente gris y nublado), llegábamos a un lugar raro, como una cantina/bar o algo así. Allí me sentaba de colihue en el piso, había más gente alrededor y aparecía una pequeña niña (no sé realmente que edad estimarle, pero alrededor de más o menos diez años) que empezaba a bailar en torno a mí, rodeándome en un círculo. Era como una danza de ritual para alejar malos espíritus o algo así, tardamos bastante hasta que terminó y finalmente llegamos tarde a Naruto.
En un momento recuerdo estar como en un descampado (el cielo ahí también estaba grisáceo y nublado) y lleno de contenedores como los que cargan en los buques mercantes. Ahí estaba la nenita con su –aparentemente– hermano mayor, el cuál me gustaba y yo a él pero no lo recuerdo muy bien físicamente.
No recuerdo muy claramente este sueño, pero de algún modo es a su vez de los que mejor recuerdo.
Estábamos en el auto con papá, Agustín y Romina yendo a la comiquería “Naruto”, era de noche y temíamos por no llegar a tiempo (el negocio cerraba a las 9:00), por alguna razón estábamos en una ruta (en este momento no era de noche, pero el cielo era completamente gris y nublado), llegábamos a un lugar raro, como una cantina/bar o algo así. Allí me sentaba de colihue en el piso, había más gente alrededor y aparecía una pequeña niña (no sé realmente que edad estimarle, pero alrededor de más o menos diez años) que empezaba a bailar en torno a mí, rodeándome en un círculo. Era como una danza de ritual para alejar malos espíritus o algo así, tardamos bastante hasta que terminó y finalmente llegamos tarde a Naruto.
En un momento recuerdo estar como en un descampado (el cielo ahí también estaba grisáceo y nublado) y lleno de contenedores como los que cargan en los buques mercantes. Ahí estaba la nenita con su –aparentemente– hermano mayor, el cuál me gustaba y yo a él pero no lo recuerdo muy bien físicamente.